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lunes, 27 de julio de 2020

EN EL LUGAR CORRECTO


Salmo 139:5-9: Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú;Y si en el seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.

La imagen de la Institución Policial depende del desempeño de sus integrantes, si éstos cumplen con sus obligaciones, se obtienen reconocimiento y credibilidad social, en cambio, si un policía transgrede la ley se deteriora dicha credibilidad. La imagen de policías involucrados en hechos delictivos, sea por corrupción o abusos, trasciende mucho más que cualquier buen desempeño y hay una tendencia social de generalizar estos actos, construyendo una idea de que la Policía es una institución oscura, donde abundan las malas conductas.
Incluso algunos policías sufren su permanencia en la Institución, temerosos de que esa “oscuridad” los salpique, considerando que la Policía es un lugar difícil para un cristiano. A veces da la impresión de que piensan que Dios “se equivocó” cuando lo puso a trabajar allí.
Todos tuvimos la impresión, en alguna oportunidad de la carrera, de que Dios nos puso allí y se olvidó de nosotros, que nos quedamos solos y no sabemos cómo salir, rodeados de oscuridad e incertidumbre, lo cual provoca temor y a veces angustia,
El rey David reflexiona sobre la omnipresencia de Dios en el Salmo 139:7, con una pregunta retórica “¿A dónde huiré de su presencia?”, el mismo responde refiriéndose a puntos extremos “si subiere a los cielos”, “si descendiere a la tumba”, “allí estás tú”. Dios está en todos lados, también en el lugar donde desempeña su tarea el policía, aún más, nos deja la hermosa realidad del versículo 10 “aún allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra”
Cuando estés pasando por esos momentos, recuerda que la mano de Dios te guía, como dice el Salmo 23:3, “por sendas de justicia por amor de su nombre” y su diestra te sostiene. La fidelidad de Dios es tal, que aunque nos olvidemos de Él y tratamos de caminar solos en medio de nuestras aflicciones, nos promete en Oseas 11:3 “yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos y no conoció que yo le ayudaba”. Recuerda todas las veces que tus fuerzas flaquearon y sentiste que no dabas más, te levantaste porque Dios te tomó de los brazos como quien hace caminar un bebé y en ese momento no te diste cuenta que era Dios quien te llevaba, porque “Jehová va delante de ti, el estará contigo, no te dejará, ni te desamparará, no temas ni te intimides” (Deuteronomio 31:8)
No es casualidad, no fue equivocación, Dios te pensó policía desde antes de la fundación del mundo, Él está contigo siempre. Que el Señor te bendiga.