"No
puedo hoy, estoy de guardia y mañana tengo adicional, si no tengo recargo
pasado mañana, nos juntamos...". Esta situación es común en la vida de un
policía.
Cuando
decimos "mi guardia", nos referimos al grupo de policías cuya función
es vigilar una persona, una cosa, un territorio. Cuando estamos "de
guardia", estamos atentos a lo que pasa, preparados para lo que puede
pasar, listos para intervenir en favor de a vida, la integridad física, la
seguridad, los derechos y los bienes de la sociedad. Es la acción de guardar,
vigilar, tener cuidado de algo para defenderlo
Loable
misión del policía, pero las jornadas extendidas de trabajo (guardia,
adicional, recargo), producen cansancio. Estudios científicos demuestran que
los trabajos en turnos de día y de noche alternados perturban el ciclo normal
de sueño-vigilia, el sueño insuficiente produce fatiga excesiva, somnolencia
durante la noche o por la mañana temprano, alteración del rendimiento,
disminución del estado de alerta, falta de atención, reacciones lentas. Le
ponemos actitud y responsabilidad a nuestra tarea, pero el cansancio es el resultado de una situación fisiológica y a veces fallamos... y nos dormimos o
nos descuidamos.
¿Y a
mí quien me cuida?
El
Salmo 121 nos da la respuesta
1 Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la
tierra.
3 No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te
guarda.
4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a
Israel.
5 Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano
derecha.
6 El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche.
7 Jehová te guardará de todo mal; El guardará tu alma.
8 Jehová guardará tu
salida y tu entrada desde ahora y para siempre
Nos
cuida el creador del cielo y de la tierra, el que hizo los montes, Dios es
nuestro guardador
Una
de las características más sobresalientes de nuestro guardador se repite 2
veces en el Salmo
ü
No se dormirá el que te
guarda (vs. 3)
ü
He aquí, no se adormecerá
ni dormirá el que guarda Israel (vs. 4)
¡Gloria
a Dios! Él es quien me cuida, Él es quien está de guardia sobre mi vida, y Él no se duerme ni se adormece como nosotros, por
eso debemos tener la seguridad de que cuando surjan peligros, estamos a salvo,
porque nuestro guardia está siempre despierto, siempre atento y Él no permitirá
que seamos sorprendidos. Que privilegio ser cuidados por Dios. Si ponemos
nuestra vida en sus manos nos guardará para que no nos descarriemos, no
caigamos, no tropecemos porque Dios será nuestro escudo, nuestro escondedero, nuestro refugio, nuestra torre fuerte
Sombra
a tu mano derecha (vs. 5) implica presencia y protección permanente y el final
del Salmo nos asegura que esta
protección es continua y perfecta “desde ahora y para siempre”.
Si
aún no conoces al Dios guardador de sus hijos, debes saber que Él te ama y te
busca, Dios siempre da el primer paso, Él se da a conocer a nuestra vida y por
gracia envió a su Hijo Primogénito Jesús para que lleve nuestros pecados
muriendo en una cruz, pero resucitando al tercer día y ascendiendo a la diestra
del Padre a preparar lugar para aquellos que creen en Él. Juan 1:12 dice: “a
todos los que recibieron, a los que creen en su nombre les dio la potestad de
ser hechos hijos de Dios”. Recibe a Jesús y disfruta del cuidado de Dios.