Vistas de página en total

martes, 26 de noviembre de 2019

CONTRARIO IMPERIO



El lenguaje es la capacidad de comunicarnos para expresar nuestros pensamientos y la lengua es el sistema de signos verbales, escritos y gestuales que usa un grupo para comunicarse. La naturaleza de la función policial, nos pone en contacto con personas de quienes adoptamos un vocabulario tomado de varias áreas del saber (jurídico, técnico, médico, etc.), también del ambiente delictivo (provenientes del lunfardo), de la necesidad de celeridad (Código Q, etc.) o de la propia rutina de trabajo.
En su momento uno de los términos jurídicos que más me costó entender, fue el de “contrario imperio”, veía que en la confección de decretos o resoluciones administrativos  dejaban sin efecto una orden por “contrario imperio”. Este término quiere significar que un órgano que tiene el poder para dictar un decreto, también lo tiene para modificar o revocar el mismo, lo que en la práctica conocemos  como “dejar sin efecto”
El Libro de Colosenses 2:14,15 dice que en tenemos vida porque Cristo nos perdonó todos los pecados “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de un medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”
¿Que contenía el acta anulada? Pues la pena establecida para nuestros pecados, Romanos 6:23 dice que “la paga del pecado es muerte” y Efesios 2:5 dice “aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)."
Ese es el concepto de contrario imperio, la perfección moral de Dios estableció que la paga del pecado es la muerte, no se refiere a la muerte física, el versículo no nos dice que cuando pecamos vamos a morir físicamente. Más bien, se refiere a la muerte espiritual, estar separados eternamente de Dios. Y Dios mismo era el único que podía anular el acta del decreto, y lo hizo a través de la muerte de Cristo en la Cruz.
Todos hemos pecado como dice en Romanos 3:10 y somos merecedores de la ira y el juicio justo de Dios, por eso necesitamos un Salvador, por eso Jesucristo vino a la tierra y murió en nuestro lugar, Él pagó el precio, por eso es el Único Salvador.
Por contrario imperio, el acta del decreto en nuestra contra fue anulada por Dios, el único que tiene autoridad para hacerlo, por eso pasamos de muerte a vida, de condenación a salvación, solo por los méritos de Jesucristo. Es por eso que todo aquel que en Él cree, no se pierde, más tiene vida eterna (Juan 3:16).
Bendiciones

domingo, 24 de noviembre de 2019

NO MIRES AL GIGANTE



Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, también el Rey Saúl y los hombres de Israel se juntaron (1º de Samuel 17). Dos ejércitos frente a frente, listos para la batalla, pero en ese momento salió desde el campamento de los filisteos, su mejor luchador, llamado Goliat que medía casi 3 metros, casco y malla de bronce de 57 kilos, protectores entre las piernas y solo la punta de su lanza pesaba casi 7 kilos. No solo su físico y su armadura impresionan, también su actitud desafiante, segura de sus fuerzas, el versículo 8 dice que Goliat se paró y gritó burlándose de los israelitas, desafiando a pelear a cualquier hombre del ejército de Israel.
Durante 40 días salió Goliat desafió al Ejército de los Israelitas (versículo 16) por la mañana y por la tarde, y cuando Saúl y los israelitas lo escucharon, quedaron aterrados y profundamente turbados (versículo 11), no huyeron pero quedaron dentro del campamento sin hacer nada. Me imagino la situación y me surge la pregunta ¿Qué hacían los soldados esos días?, ¿qué esperaban?, ¿qué pensaban? Seguían perteneciendo el ejército del pueblo de Israel, tal vez sentir esa pertenencia era suficiente para seguir en el lugar, pero no hacían nada.
La descripción de Goliat y su armadura denota poder, tal vez eso amedrentaba al ejército de Israel, muchas veces la Institución Policial se nos presenta como un Goliat, grande, poderoso, intimidante, de difícil acceso y mirando al gigante nos quedamos como el ejército de Israel, esperando en el campamento, esperando el momento en que el peligro cese, para pelear una batalla menos riesgosa o en otro lugar. Mirando al gigante nos quedaremos paralizados, turbados o con gran miedo como cuando Saúl y el ejército de Israel miraban a Goliat.
Pero apareció David, un pastor que había ido a llevar comida para sus hermanos que eran soldados, cuando escuchó a Goliat, tuvo una actitud diferente. Dijo: “¿quién se cree este filisteo pagano que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente? (versículo  26) y se ofreció ante el Rey para pelear con Goliat (v. 32). El Rey le dijo “no podrás” (v.33).
¿Qué impulso a David a tomar esa decisión que en apariencia no tenía ninguna oportunidad de éxito?, No era confianza en si mismo, sino en Dios. “El Señor que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo” (v.36),” Yo vengo en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los Ejércitos de Israel” (v.45)… “todo el mundo sabrá que hay un Dios que salva sin necesidad de espada ni lanza” (v,47)
Todos saben el final de la historia, David venció a Goliat solo usando una piedra. ¿cuál fue la diferencia? David no miró al gigante, él miro a DIOS, porque de Jehová es la batalla y Él entregó en manos de David al filisteo (v,47)
Por la naturaleza del trabajo, por su organización vertical, por el elitismo que todavía impera en la Policía (escalas jerárquicas), por las tentaciones, por las injusticias, por la incomprensión social, por los riesgos y por muchas otras cosas más, la Institución Policial se nos presenta como un Goliat, pero no debemos mirar al gigante como lo hacía el ejército de Israel, debemos mirar y confiar en Dios, como lo hizo David, porque de Él es la batalla y él entregará la victoria en nuestras manos.