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domingo, 16 de agosto de 2020

ESFUÉRZATE, COBRAD ÁNIMO Y TRABAJAD

Hageo 2:4 Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová; esfuérzate  también, Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice Jehová, y trabajad, porque yo estoy con vosotros, dice Jehová de los ejércitos.

La infidelidad del pueblo de Israel, que fue en pos de dioses ajenos, sirviendoles y adorándoles (Jeremías 25:7), tuvo como consecuencia el cautiverio en Babilonia que duró 70 años y la destrucción del templo que había sido construido por Salomón. Ello fue profetizado por Jeremías (Jeremías 25:11-14), Dios prometió por medio del mismo profeta (Jeremías 29:10) que cumplidos los 70 años de cautiverio, los visitaría y despertaría en ellos su buena palabra para hacerlos volver de la cautividad.

Ciro el grande, rey de Persia, permitió a los judíos volver a su patria y reconstruir el templo, iniciándose la obra con gran entusiasmo, pero al morir el rey, fue sucedido por Cambises, quien detuvo la construcción. Por años cesó la reconstrucción del templo, el pueblo de Israel se dedicó a sus asuntos y a embellecer sus propias casas, olvidando el propósito de reconstruir el templo (Hageo 1:6 y 9)

En los días del rey Darío, alrededor del 521 A.C. (Hageo 1:1), Dios exhorta al pueblo de Israel que recapacite sobre sus caminos (1:5 y 7), porque trabajaba duro en sus campos y en sus casas, pero esto no los llevaba a ninguna parte (1:6). La solución a sus problemas estaba en poner a Dios primero en sus vidas, el propósito inicial de reedificar el templo traería bendiciones (1:8-9).

El mensaje de Hageo surtió efecto, el pueblo reanudó la construcción y el templo fue terminado. Dios prometió que Él estaría con su pueblo (2:4) y llenaría el templo con su gloria (2:7) y esa gloria será mayor que la del primer templo (2:9). El templo de Salomón había sido lleno de oro y plata pero el nuevo templo sería más glorioso por la presencia y bendición de Dios. ASÍ OBRA DIOS EN LA VIDA DE SUS HIJOS.

En Hageo 2:4 el Señor le dice a Zorobabel, gobernador de Judá y Josué sumo sacerdote, como líderes en ese momento y al pueblo de Israel, que trabajen en la reconstrucción del templo, indicándole la manera de trabajar para tener éxito:

1. ESFUÉRZATE: No con sus propias fuerzas, sino con la fortaleza de Dios, Isaías 41:10 dice: “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tú Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.”. Cuando confiamos en nuestra propia fuerza, seguro fracasamos.

2. COBRAD  ÁNIMO: Deuteronomio 31:6 dice “Esforzaos y cobrad ánimo… porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará”. Cobrar ánimo significa “recuperar” el ánimo y está dirigido a quien está desanimado. En Deuteronomio el pueblo estaba desanimado por la cercana muerte de Moisés, en Hageo por el cautiverio y la prohibición de construir el templo. La promesa y la fidelidad de Dios de que está con nosotros siempre, no nos desampara ni nos deja, nos hace cobrar ánimo.

3. TRABAJAD: la falta de fuerzas y el desánimo nos paralizan, nos hacen desistir de cualquier empresa, nos hace pesimistas, cuando nos esforzamos en Dios, cobramos ánimo y trabajamos para su gloria con entusiasmo, optimismo, sin desmayar.

Esta pandemia nos puso en cautiverio, encerrados y con temor, nos quiere dejar sin fuerzas, los policías están trabajando sobre esforzados, con recargos, falta de colaboración social, tensión permanente por el temor al contagio, alejamiento de la familia, desatención a los seres queridos, incertidumbre sobre los tiempos que durará el esfuerzo. Todo ello provoca desánimo y a veces nos quedamos sin fuerza para encarar el servicio diario. Dios te dice ahora, como le dijo al pueblo de Israel en su momento, ESFUERZATE, COBRAD ÁNIMO Y TRABAJAD, yo estoy contigo, no te dejaré ni te desampararé. La sociedad te necesita, confía en la promesa de Dios y busca refugio en Él.