Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, también
el Rey Saúl y los hombres de Israel se juntaron (1º de Samuel 17). Dos
ejércitos frente a frente, listos para la batalla, pero en ese momento salió
desde el campamento de los filisteos, su mejor luchador, llamado Goliat que
medía casi 3 metros, casco y malla de bronce de 57 kilos, protectores entre las
piernas y solo la punta de su lanza pesaba casi 7 kilos. No solo su físico y su
armadura impresionan, también su actitud desafiante, segura de sus fuerzas, el
versículo 8 dice que Goliat se paró y gritó burlándose de los israelitas,
desafiando a pelear a cualquier hombre del ejército de Israel.
Durante 40 días salió Goliat desafió al Ejército de los
Israelitas (versículo 16) por la mañana y por la tarde, y cuando Saúl y los
israelitas lo escucharon, quedaron aterrados y profundamente turbados
(versículo 11), no huyeron pero quedaron dentro del campamento sin hacer nada.
Me imagino la situación y me surge la pregunta ¿Qué hacían los soldados esos
días?, ¿qué esperaban?, ¿qué pensaban? Seguían perteneciendo el ejército del
pueblo de Israel, tal vez sentir esa pertenencia era suficiente para seguir en
el lugar, pero no hacían nada.
La descripción de Goliat y su armadura denota poder, tal vez
eso amedrentaba al ejército de Israel, muchas veces la Institución Policial se
nos presenta como un Goliat, grande, poderoso, intimidante, de difícil acceso y
mirando al gigante nos quedamos como el ejército de Israel, esperando en el
campamento, esperando el momento en que el peligro cese, para pelear una batalla
menos riesgosa o en otro lugar. Mirando al gigante nos quedaremos paralizados,
turbados o con gran miedo como cuando Saúl y el ejército de Israel miraban a
Goliat.
Pero apareció David, un pastor que había ido a llevar comida
para sus hermanos que eran soldados, cuando escuchó a Goliat, tuvo una actitud
diferente. Dijo: “¿quién se cree este filisteo pagano que se atreve a desafiar
al ejército del Dios viviente? (versículo 26) y se ofreció ante el Rey para pelear con
Goliat (v. 32). El Rey le dijo “no podrás” (v.33).
¿Qué impulso a David a tomar esa decisión que en apariencia
no tenía ninguna oportunidad de éxito?, No era confianza en si mismo, sino en Dios. “El Señor que me libró de las garras del
león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo” (v.36),” Yo vengo
en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los Ejércitos de Israel” (v.45)…
“todo el mundo sabrá que hay un Dios que salva sin necesidad de espada ni lanza”
(v,47)
Todos saben el final de la historia, David venció a Goliat solo usando una piedra. ¿cuál fue la
diferencia? David no miró al gigante, él miro a DIOS, porque de Jehová es la
batalla y Él entregó en manos de David al filisteo (v,47)
Por la naturaleza del trabajo, por su organización vertical,
por el elitismo que todavía impera en la Policía (escalas jerárquicas), por las
tentaciones, por las injusticias, por la incomprensión social, por los riesgos
y por muchas otras cosas más, la Institución Policial se nos presenta como un
Goliat, pero no debemos mirar al gigante como lo hacía el ejército de Israel,
debemos mirar y confiar en Dios, como lo hizo David, porque de Él es la batalla
y él entregará la victoria en nuestras manos.