Salmo 42:1-2: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?
Este Salmo atribuido a David nos
presenta a una persona en un momento difícil de su vida, se nota que no duda porque
mantiene firme su fe en el Dios vivo, pero lucha con sus temores,
anhelando la renovación de la divina presencia de Dios en su corazón. Es una
confesión sincera de su estado de necesidad, con la certeza de que su fe será
satisfecha por Dios.
Solemos llegar a fin de año
cansados, atribulados por la situación social, económica, hasta política de la
realidad que nos circunda, nos sentimos sin fuerzas a veces, pero el salmista
nos muestra la forma en que podemos superar ese estado tan común en las
personas cuando se acerca el fin de un año.
A. SED DE DIOS: El salmista
reconoce que tiene sed de Dios, utiliza una metáfora comparando la necesidad de
un ciervo que brama de sed de agua con una persona que tiene sed Dios (versículo
1). Esa sed en nuestra vida tiene tres características:
1. ES
UNA NECESIDAD: Si un animal como el ciervo no toma agua, se muere luego de
agonizar dolorosamente, por eso es necesario que beba, nuestra sed espiritual
debe ser satisfecha para tener vida, Jesús dijo “más el que bebiere del agua que
yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una
fuente de agua que salte para vida eterna (Juan 4:14)”. Es necesario
que bebamos el agua que solo Jesucristo nos puede dar, acéptalo en tu corazón y
bebe de su agua abundante.
2. ES
URGENTE: La sed es un síntoma natural que se caracteriza por esas “ansias” por
beber líquidos. Esta sensación no es más que un mecanismo de defensa que
nuestro cerebro utiliza para que pongamos atención al nivel de agua que tenemos
en nuestro cuerpo. Cuando hemos conocido a Dios, pero estamos ocupados en “nuestros
asuntos terrenales” y descuidamos nuestra relación con Dios, nuestra alma tiene
un mecanismo similar y nos hace sentir esa necesidad de buscar saciar nuestra
sed espiritual.
3. ES
PRIORITARIO: La sed de agua produce una sensación de prioridad por conseguir
agua, debo beber para poder continuar con lo que estoy haciendo, la sed de Dios
debe serlo de igual manera, no dejes de beber el agua que el Señor nos dará si
la buscamos como prioridad, solo así nuestra alma tendrá paz y gozo.
B. DIOS VIVO: El salmista reconoce que tiene sed
de Dios, pero hace un énfasis en que es un Dios vivo, eso nos muestra lo
siguiente:
1. DIOS
ES ACTIVO: Nuestro Dios se relaciona con el hombre y actúa, nuestro Señor
Jesucristo afirma en Juan 5:17 “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”
2. DIOS
PRESENTE: Por eso podemos vivir seguros al amparo de Dios, Él es el brazo
fuerte que nos sostiene en los momentos difíciles de nuestra vida, nos mira con
una sonrisa que despierta confianza, como una mano poderosa que nos hace
reposar. Dios dice en Josué 1:9 “no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios
estará contigo dondequiera que vayas”
C. VENDRÉ Y ME PRESENTARÉ DELANTE
DE DIOS: Ir hacia un lugar significa establecer prioridades y dejar lo que
estoy haciendo para ir ante la presencia de Dios. No es ir a un lugar físico
como el templo, o una acción buena del día a favor de un necesitado.
Presentarse delante de Dios es una actitud permanente de tener a Dios presente
en cada decisión, teniendo su palabra como guía, estar en su presencia a través
de la oración. Es mirar con los ojos de Cristo, mirando a Dios primero, a la
necesidad de la gente, con disposición de tender una mano con amor.
Podemos acercarnos a Dios, él nos
invita, dice Hebreos 4:16 “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono
de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno
socorro”.
Sacia hoy tu sed.